Los asesinatos ilustran una crisis estadounidense persistente. En 2019, nueve de cada 10 mujeres muertas, fueron asesinadas por hombres que conocían, según el Centro de Políticas de Violencia (VPC). En casi dos tercios de esos casos, las mujeres eran esposas u otras parejas íntimas de los hombres.

 

Los números no mienten. Según la organización Esperanza United, 1 de cada 12 mujeres latinas en Estados Unidos experimentó violencia de pareja durante el 2020. Según los registros de la Línea Nacional de Violencia Doméstica de EEUU, cada minuto, 24 mujeres sufren violencia física por parte de su ex cónyuge o ex novio en todo el país, lo que corresponde a aproximadamente 12 millones de mujeres al año.

 

¿Es cultural?, ¿es religioso?, ¿es psicológico?

Lo cierto es que este tema tiene muchas capas. A menudo, esos asesinatos siguen a años de abusos. En estos,  el atacante y el objetivo se conocen íntimamente y pueden tener hijos, un hogar juntos y finanzas entrelazadas, lo que hace que el desafío sea muy complejo.

 

La violencia doméstica no es un fenómeno nuevo. Desafortunadamente, la violencia dentro de las familias y los hogares, especialmente dirigida hacia las mujeres y los niños, ha existido desde el comienzo de la historia registrada. Aún más preocupante es el hecho de que las leyes a lo largo de la historia a menudo han ignorado este tipo de agresión. 

 

A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, el abuso doméstico sigue siendo un problema frecuente. Una de las razones de esto es debido a los muchos mitos y conceptos erróneos sobre el tema que aún prevalecen en la sociedad. Aunque más mujeres y hombres se están educando a sí mismos, muchos todavía catalogan esto como un tema “sin importancia”. 

 

 Mitos comunes y conceptos erróneos que perpetúan la violencia doméstica

 

Mito #1: Las mujeres y los niños son inferiores a los hombres

Aunque las mujeres han ganado más derechos que nunca en las últimas décadas, todavía existen muchas culturas que perpetúan la creencia de que ellas son inferiores a los hombres y deben obedecerles. Desafortunadamente, esto secunda la idea de que las esposas deben obedecer a sus esposos, incluso cuando están siendo abusados o sus vidas están en peligro.


Mito #2: El abuso doméstico es solo abuso físico

Cuando las personas escuchan la palabra “violencia doméstica”, tienden a compararla solo con el abuso físico. Sin embargo, hay muchas formas de violencia doméstica, y no todas son físicas. Cualquier acto que se utilice para amenazar, dañar o controlar a otra persona es una forma de abuso, violencia de pareja íntima o violencia familiar.

 

Mito #3: La violencia de pareja íntima solo le ocurre a las mujeres

Aunque las mujeres experimentan abuso mucho más que los hombres, esto no significa que los hombres estén exentos de la violencia de pareja íntima. Si bien es cierto que resulta difícil determinar la tasa exacta a la que los hombres experimentan violencia doméstica, una de las razones es que muchos hombres no denuncian porque temen ser percibidos como “débiles”. Los pocos hombres que son lo suficientemente valientes como para informar sobre sus experiencias, a menudo son avergonzados o ignorados por la sociedad.

 

Mito #4: Si fuera realmente malo, simplemente se irían de casa o se divorciarían

Los abusadores domésticos hacen todo lo que está a su alcance para mantener a sus cónyuges o hijos en control. Eso significa que les quitarán sus medios de comunicación o transporte para que les resulte más difícil encontrar apoyo o salir de casa. Muchas víctimas quieren irse, pero es posible que no tengan los medios para hacerlo. Por lo tanto, el hecho de que las personas no salgan de situaciones de abuso doméstico o de un matrimonio abusivo, no significa que esta situación no sea mala. Puede que solo signifique que físicamente no pueden irse.

 

Mito #5: Los hombres pueden ser buenos padres incluso si abusan de sus esposas

Este mito pretende justificar que los abusadores siguen siendo buenas personas y que golpear a sus esposas es solo un pequeño “defecto” de personalidad. Sin embargo, la violencia doméstica es un problema importante y, lamentablemente, a menudo afecta a los hijos de padres violentos. Además, entre el 40% y el 70% de esos niños se convierten en víctimas de abuso, lo que significa que estos “buenos padres” están lastimando tanto a sus esposas como a sus hijos.

 

Nuevos movimientos federales

 

El presidente de EEUU, Joe Biden, firmó a principios de este año un proyecto de ley de gastos que incluía mayores fondos para vivienda, apoyo legal y de otro tipo para víctimas de violencia doméstica. En junio, firmó una ley de reforma de armas que busca hacer más para mantenerlas fuera del alcance de las personas condenadas por violencia doméstica.

Sabemos que falta mucho aún, pero estos aportes son un gran paso. 

 

No estás sol@

 

Ten en cuenta que además de los servicios de asesoramiento, también puedes apoyarte de los servicios de grupos de apoyo. Porque, incluso si la violencia doméstica no te sucede a ti, o cerca de ti, afecta a todos de alguna manera. Eso también significa que todos tenemos  el poder de ayudar a detenerlo. No solo en el momento, sino en todos los actos  en que perpetuamos los silencios, los malentendidos o las normas sociales que lo normalizan. 

 

Cuando detenemos la violencia doméstica, permitimos que todas las mujeres, hombres y niños participen plenamente en la sociedad y sean lo mejor de sí mismos. Es por eso que depende de todos nosotros impulsar el cambio cultural que hará que la violencia doméstica sea inaceptable.

 

Recuerda, el maltrato psicológico también es violencia y es invisible. 

“Cada vez que una mujer se defiende, sin saberlo, sin reclamarlo, defiende a todas las mujeres.” – Maya Angelou

 

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Nathaly Bosch

Colaboradora para CIMMT.

 

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